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La explosión de la popularidad de los medios sociales, en mi opinión, ha sido una bendición y una desgracia para los negocios. Por una parte, los medios sociales ayudan a comercializar bienes y servicios así como a llegar a clientes tanto actuales como en potencia con relativa facilidad y bajos costos. Por otra parte, los medios sociales facilitan a los clientes y a los empleados una plataforma para ventilar quejas y sacar trapos sucios que se dan a conocer al mundo entero y otras formas de poner al negocio en una luz negativa.

Un centro médico en Cincinnati recientemente experimentó la maldición de los medios sociales.

Una paciente del Centro Médico de la Universidad de Cincinnati demandó al centro aduciendo que uno o más de los empleados del hospital había publicado en Facebook un foto de su expediente médico, que incluía su nombre y su diagnóstico… sífilis. Para que las cosas fueran peores (de ser eso posible), el grupo de Facebook en el cual se publicó la información se llamaba “Team No Hoes”… en inglés vulgar “el Equipo donde no se permiten putas”. Los comentarios que acompañaron a la foto se refirieron a la paciente como una “puta” y una “ramera”.

La paciente demandó al Centro Médico, a dos empleados del hospital y a su ex novio. El ex novio presuntamente fue el que persuadió a los empleados del Centro Médico a que publicaran los datos.

El abogado de la paciente caracterizó a la publicación en Facebook como “devastadora” para su cliente y afirma que “todo esto se pudo haber evitado si el Centro Médico de la Universidad de Cincinnati hubiera puesto en vigor las protecciones debidas.”

A favor del Centro Médico se puede decir que, a los pocos días de enterarse del incidente, despidió al empleado que se cree fue responsable de la publicación en Facebook. Este despido, sin embargo, fue una respuesta tardía… después de que ya se había hecho el daño.

¿Hubo algo que el Centro Médico pudo haber hecho para evitar esta situación en primer lugar? Sin saber qué políticas había implementado el Centro Médico, es difícil saber si pudo haber actuado diferente. Es posible que el Centro Médico sencillamente dio empleo a unas cuantas “manzanas podridas” que sí conocían las políticas del Centro diseñadas para proteger las información de los pacientes pero decidieron hacer caso omiso de ellas.

Hay cosas que todo empleador puede hacer para disminuir el riesgo de responsabilidad civil que se derive del uso (o del abuso) que los empleados hagan de los medios sociales:

  1. Desarrolle una política sobre los medios sociales que sea fácil de entender y que les advierta a los empleados las consecuencias que conlleva su uso prohibido. Mencione ejemplos específicos en la política para que no haya malentendidos acerca de qué está permitido y qué no.
  2. No dé por sentado que los empleados han leído su política sobre los medios sociales. Si está enterrada entre las páginas de su manual para empleados, quizá muchos de ellos no la hayan leído. Por lo tanto, capacite a todos los empleados periódicamente acerca de “qué hacer y qué evitar” con respecto a los medios sociales.
  3. Exija sistemáticamente el cumplimiento con la política sobre medios sociales. Si se hace de la vista gorda con respecto a una infracción de esta, esto puede enviar un mensaje a los empleados que usted no va exigir en serio que se cumpla con la política.
  4. Asegúrese de que su política sobre los medios sociales no sea demasiado amplia para que no se pueda razonablemente interpretar que infringe los derechos que tienen los empleados de acuerdo con el artículo 7 de la Ley Nacional de Relaciones Laborales a participar en una actividad concertada. Por ejemplo, una política no puede prohibirles a los empleados usar los medios sociales para intercambiar opiniones, quejarse o protestar acerca de salarios, horarios, beneficios y otros términos y condiciones de su empleo. En los últimos años, la Junta Nacional de Relaciones Laborales ha actuado muy agresivamente en revocar políticas sobre medios sociales tanto en centros de trabajo sindicalizados como no sindicalizados.

Si usted no ha enmendado su Manual del Empleado durante varios años, quizá no tenga en estos momentos una política sobre los medios sociales. E incluso aunque su manual contenga una política sobre los medios sociales, quizá no le proteja adecuadamente los intereses de su empresa o infrinja los derechos que tienen los empleados de acuerdo con el artículo 7 (por lo menos a los ojos de la Junta Nacional de Relaciones Laborales). Revise su manual del empleado hoy . . . y despues asegúrese de que sus empleados estén debidamente capacitados.