Esta es la segunda vez que publico algo acerca de Donald Trump, excepto que ahora él es el presidente electo Donald Trump. Mucho se ha escrito esta semana a partir de que fuera elegido con respecto a qué efecto su presidencia va a tener en los empleadores. En general, el consenso parece ser que leyes establecidas como el Título VII y la Ley de estadounidenses con incapacidades (Americans with Disabilities Act), por ejemplo, no será un blanco de ataque del nuevo gobierno, aunque los jueces que el presidente electo Trump nombre a los tribunales federales van a influir en la manera en que estas leyes se van a interpretar. De interés más inmediato para los profesionales de Recursos Humanos puede ser el impacto de la conducta del presidente electo Trump antes de su elección (y sin duda después) en términos de cómo esta puede influir en la conducta en el centro de trabajo.
Por allá por marzo, yo resalté varios comentarios del entonces candidato Trump que la mayoría de las personas inmediatamente reconocerían que eran ofensivos. Acuérdense del “Pequeño Marco” y del “Mentiroso Ted”; de “La sangre que le sale por su salva-sea-la-parte” ; de Serge Kovaleski; y de que “No nos están mandado su mejor gente … Nos traen drogas, nos traen delincuencia, son violadores”… solo para nombrar unos pocos. Muchos de sus más ofensivos comentarios se repitieron continuamente en anuncios por todo el país para enfatizar por qué no lo debíamos elegir de presidente… pero resultó electo.
La cuestión ahora es si va a haber algún efecto secundario en el centro de trabajo en términos de que los empleados se sientan envalentonados a creer que esa conducta “trumpiana” o de “conversación entre amigotes” ahora constituir una conducta aceptable en el centro de trabajo. Ya hemos visto por lo menos un ejemplo de un negocio que ha tratado de explotar lo que se puede describir como algo “trumpiano” para fines de lucro. Los Fresno Grizzlies (un equipo menor de béisbol) están vendiendo gorras que dicen “Taco Trucks on Every Corner” (“Camiones de tacos en cada esquina”, por los comentarios de Marco Gutiérrez, el fundado de Latinos por Trump, de que la cultura latina se iba a imponer y causar problemas) que se parecen mucho a las gorras de Donald Trump que decían “Make America Great Again” (“Hagamos grande a Estados Unidos de nuevo”). ¿Algunas personas van a encontrar esto cómico mientras que otros lo encontrarán ofensivo? Quizá. Y a lo largo del tiempo, sin duda que va a haber otros intentos de explotar el fenómeno de Trump para fines de lucro. Pero los profesionales de Recursos Humanos tienen que ser sensibles a la posibilidad de que algunos empleados crean, como Trump fue elegido a pesar de hacer múltiples comentarios ofensivos, que ahora ellos también se pueden expresar libremente en términos “trumpianos” en el trabajo. Es bastante obvio que no pueden hacerlo. La elección del Sr. Trump no va a revocar años de precedentes judiciales sobre reclamaciones de ambientes hostiles en el trabajo. Por consecuencia, los profesionales de Recursos Humanos deben planear por adelantado y estar listos para lidiar con estos empleados… por si acaso.