La sindicalización ha disminuido constante e uniformemente a lo largo del país durante los últimos cuarenta años. Aunque muchos puedan discutir las razones que explican este fenómeno, está claro que el sindicalismo organizado se propone cambiar esa tendencia cambiando las reglas del juego. El más reciente intento es la Acción en el Centro de Trabajo para una Economía Creciente (o “Workplace Action for a Growing Economy (‘WAGE’) Act”), un proyecto de ley que tiene el propósito de reforzar la Ley Nacional de Relaciones Laborales (“National Labor Relations Act”) y conferir a la Junta Nacional de Relaciones Laborales (la “NLRB” o “National Labor Relations Board”) un poder y autoridad sin precedentes.
Esta ambiciosa propuesta de legislación, introducido a la Cámara de Representantes de los EE.UU. la semana pasada, promulgaría los siguientes cambios:
- triplicar los sueldos retroactivos que los trabajadores pueden demandar y recibir de los patronos que cometan prácticas laborales injustas (independientemente de la condición inmigratoria del empleado);
- conferir a los tribunales federales la potestad de imponer decretos que ordenen la inmediata restitución del empleado despedido a su puesto de trabajo;
- otorgar a la NLRB el poder de imponer sanciones civiles de hasta $50,000 a los empleadores que cometan prácticas laborales injustas y que les duplican dichas sanciones a los infractores reincidentes;
- investir a la NLRB con la autoridad de imponer sanciones personales a los funcionarios y directores de empresas que cometan infracciones;
- permitir a los trabajadores entablar acciones civiles para resarcirse monetariamente de daños y perjuicios más honorarios de abogados en los tribunales federales, al igual que en virtud del Título VII y de otras leyes de derechos civiles;
- autoriza a la NLRB ordenar al empleador que interfiera con una elección de sindicato que suscriba un contrato colectivo de trabajo; y
- limitar el poder de los patrones de impugnar las decisiones de la NLRB.
Aunque este proyecto de ley casi sin duda va a “morir antes de su llegada” dada la actual composición política del Congreso, definitivamente demuestra que el sindicalismo organizado no se van a quedar callados.