Una empleada de un centro de llamadas de la Ciudad de Nueva York ha presentado una demanda para que la reintegren a su puesto y le paguen sueldos atrasados después de que se le percibiera como un peligro para sus compañeros de trabajo y de que se le despidiera recientemente de un puesto que mantuvo durante 27 años.
De acuerdo con la ciudad, se consideró que actuaba de una manera amenazante contra el director auxiliar de la Agencia de Servicios de Información Financiera de la ciudad, lo que incluyó cantar en voz alta la canción de Bob Marley “I Shot the Sheriff” (“Le pegué un tiro al alguacil”). La ciudad ya le había ordenado que se le hiciera un examen siquiátrico en septiembre de 2013 y mencionado inquietudes acerca de un suceso en el cual la ciudad dijo que había echado sal en su escritorio para espantar los demonios.
Esta disputa sirve oportunamente para recordarnos que debemos andar con cuidado en lo que respecta a los temas de la salud mental de los empleados. La Comisión de Oportunidades Igualitarias de Empleo ha emitido extensas orientaciones sobre la aplicación de normas de conducta y desempeño en tales circunstancias, y que incluyen qué tipo de exámenes puede exigir un empleador si surgen inquietudes.
Al igual que en la mayoría de los casos de recursos humanos, el contexto de los hechos es esencial para evaluar cómo es que el patrono debe proceder. Como le dijo la empleada a The New York Post, el asunto de la sal fue un malentendido, ella es fanática de Bob Marley e incluso lo que dice la letra que ella cantó es “I did not shoot the deputy” (“No le pegué un tiro al policía”). Sin embargo, habiendo considerado todo esto, quizá la canción “One Love” habría sido más apropiada.
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