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Sentado aquí con mi hijo, viendo lucha libre profesional en la televisión, me di cuenta de una cosa… que Vincent Kennedy McMahon, el presidente de World Wrestling Entertainment, es un genio. En primer lugar, este señor ha logrado captar mi interés por peleas arregladas de antemano (con desenlaces ya determinados) durante la mayor parte de mi vida. En segundo, me maravilla cómo ha convertido todo esto en dinero mediante una enorme comercialización (mientras escribo, las numerosas figuras de héroes de lucha libre de mi hijo me están mirando). Y, finalmente, lo cual me maravilla más aún, ha desarrollado una industria de miles de millones de dólares usando contratistas independientes (los luchadores).

Al contrario de otros atletas profesionales, los luchadores, al no ser empleados, no pueden formar sindicatos. Y como contratistas independientes, también carecen de los beneficios tradicionales del empleado, tal como seguro médico. Aunque Vince McMahon es, con mucho, una versión moderna del legendario dueño de circo P.T. Barnum, su empresa sí sirve de advertencia hoy en día a la mayoría de los empleadores del sector privado.

Varios estados así como el gobierno federal (y sus respectivos tribunales) están realizando un escrutinio cada vez más exigente de la relación con contratistas independientes, y con más frecuencia que no concluyen que éstos de hecho son empleados que no han sido clasificados debidamente. Aquí en Miami, el juez federal de instrucción Goodman recientemente le permitió provisionalmente a un grupo compuesto de 500 bailarinas exóticas que entablara una demanda colectiva por salarios no pagados contra un club que las había clasificado como contratistas independientes. Esta semana, la Corte Suprema de Nevada también falló que las bailarinas exóticas eran empleadas y no contratistas independientes.

La Corte Suprema de Kansas recientemente falló que 500 choferes de Federal Express era empleados, no contratistas independientes, para fines salariales de la ley estatal.

El mes pasado 800 trabajadores de entrega de periódicos en San Diego transaron sus reclamaciones salariales en $3.2 millones después de aducir que habían sido mal clasificados como contratistas independientes.

Los empleadores que utilizan contratistas independientes deben consultar a su abogado si no quieren salir perdiendo en una demanda judicial. El resultado quizá ya esté determinado, y tal vez no tengan los recursos ni la ausencia de impedimentos de que disfruta Vincent Kennedy McMahon para lidiar con las consecuencias.